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Ha pasado la época de depositar
2007-03-21 08:42:02   CIIC

Hoy en día los chinos optan por mantener los gastos y depósitos equilibrados, en lugar de ingresar casi todo el dinero disponible en el banco. La modalidad de hacer presupuestos cuidadosos y postergar el consumo ha quedado como una de las caracterísitcas de vida de la vieja generación. Actualmente, la tendencia apunta al consumo, lo que contribuye a aumentar las importaciones de China y balancear el comercio mundial.

La clase media recién surgida en el país forma parte del segmento de mercado que tienen por objetivo muchos empresarios extranjeros, quienes anhelan proveer una mayor cantidad de mercancías al gigante asiático.

Según algunos funcionarios norteamericanos, los chinos son demasiado austeros, pero no es justo atribuir el superávit comercial del país a la "vida super-ahorradora" de sus ciudadanos. Los depósitos familiares sólo representan la mitad del total nacional, mientras los colosales del gobierno y de las empresas ocupan una porción considerable.

Además la afirmación de que China es una supercuenta de ahorros parece alejarse cada vez más de la realidad. De hecho, el cambio del concepto tradicional de los chinos producirá sin duda una enorme influencia sobre la economía de todo el planeta. El portal estadounidense del semanario Time publicó en febrero pasado un artículo titulado ¿Por qué los chinos rompieron su vasija de deposito? analizando este fenómeno.

Ha pasado el "depósito único"

El Banco HSBC realizó hace poco una investigación de los depósitos y gastos de los integrantes de la clase media de 6 ciudades asiáticas, Hong Kong, Kuala Lumpur, Shanghai, Seúl, Taipei y Tokio. Sorprendentemente, son los shanghaineses los que tienen más ganas de gastar.

Tres cuartas partes de los encuestados de esa metrópoli afirman que ahora la gente opta por mantener un equilibrio entre gastos y ahorros, rechazando la idea de guardar todo el dinero disponible que pueda en el banco.

Entre los entrevistados, el 47% dice que sólo deposita lo que le queda de sus ingresos al final del mes y cerca de un tercio no quiere tener cuenta bancaria. El resultado evidencia que hacer presupuestos cuidadosos y postergar el consumo pertenece ya a la filosofía de vida de la vieja generación.

Gastos en turismo y recreación

Los gastos se han elevado velozmente en todos los lugares del país, por lo cual el volumen de las ventas minoristas el año pasado se incrementó en un 13,7%, un poco más que en 2005, cuando este indicador registró un crecimiento de un 12,9%. La necesidad del consumo se extendió al sector de los servicios, pues los chinos gastan con generosidad en viajes, deportes y recreación.

La investigación del HSBC muestra que los ciudadanos medianamente ricos del país salen a comer en restaurantes tres veces a la semana, frecuentan los clubes de gimnasios y viajan dos veces al año, aunque la mayoría de los itinerarios son nacionales. Hasta los teléfonos móviles y computadoras personales dejaron de ser artículos raros para los campesinos, que en el pasado apenas ganaban lo necesario para un pedazo de pan. El entusiasmo por el consumo representa una gran oportunidad para los empresarios, que se esfuerzan por incrementar la presencia de sus productos en este mercado.

Por supuesto, los chinos razonables, con su concepto de valor, no gastarán su dinero sin consuelo, como los estadounidenses de clase media, que tienen su depósito bancario en cero. A pesar de que los medios no dejan de inculcarles la moda de consumo, muchos aún consideran que la "vida lujosa" equivale al "despilfarro inecesario".

Ayuda al equilibrio comercial mundial

La gente suele pensar que los chinos tienen que reservar la mayor parte de sus ingresos debido a que el gobierno eliminó el sistema de bienestar vitalicio. Sin embargo muchos shanhaineses entrevistados revelan que su propósito de ahorrar dinero es para comprar bienes inmobilitarios (la mayoría de ellos tiene ya más de una vivienda) y pagar los estudios de sus hijos, a lo que le siguen los viajes de turismo. Sólo el 14% reconoce que sus depósitos servirán para asegurar su vejez, después de la jubilación.

En los años venideros se puede esperar que la cultura de consumo contribuya a aumentar las importaciones a China y consolidar el equilibrio comercial con todo el mundo. Al mismo tiempo, los chinos ansían mejorar su nivel de vida y que sus hijos reciban la mejor educación. Desean también incrementar progresivamente su fortuna con nuevas formas y saborear un estilo de vida más internacionalizado. Estas esperanzas ofrecerán una oportunidad incalculable a aquellos empresarios que sepan aprovechar ágilmente este cambio cultural profundo.

 
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