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Starbucks debe salir de la Ciudad Prohibida o no
2007-02-07 09:30:45   CRI

La Ciudad Prohibida está situada en el centro de Beijing. Como es sabido, tiene más de 600 años de historia. En el pasado, fue la residencia de la corte de las dinastías Ming y Qing, y ahora es uno de los lugares preferidos ?y más visitados- por los turistas extranjeros. Pero hoy no vamos a hablar de sus excelencias del palacio, sino de la polémica causada por la instalación de una cafetería extranjera en su interior.

Dentro de la ¨ciudad¨, en su parte oriental, delante de la puerta Qianqing, puede admirarse el esplendor de nuestra antigua arquitectura. En otro tiempo, en ese mismo lugar, los ministros esperan al emperador. Al este del recinto, se ha instalado una cafetería Starbucks, lo que ha generado una profunda controversia. Su superficie no es grande: un mostrador que puede reunir a 5 o 6 personas, no hay asientos a su disposición y sólo pueden tomar su café en el exterior. Al lado de Starbucks, una tienda vende objetos de suvenires y las publicaciones acerca de la Ciudad Prohibida. En un día como hoy, en pleno invierno, hace mucho frío. La señora Zhou Fang, una turista procedente de Shanghai, nos dice:

¨En el inverno, cuando la temperatura es muy baja, está bien poder tomar algo caliente.¨

En realidad, esta cafetería Starbucks ya funciona desde el año 2000. En aquel entonces, también hubo mucha discusión. Ahora, la discusión ha vuelto y con más fuerza. En menos de una semana, más de 500 mil internautas han expuesto su parecer en la web que lleva por título: ¨Por favor, ¡Starbucks fuera de la Ciudad Prohibida!¨. Los promotores de la iniciativa consideran que Starbucks es un símbolo portador de la cultura de Estados Unidos, no es mercancía de alta calidad, y no es apropiada su instalación dentro de un recinto como este palacio imperial, que es un símbolo prominente de la cultura histórica de China. Por eso, Starbucks debe salir de la Ciudad Prohibida. En los comentarios de los internautas, predominan las voces que secundan la petición: "Nosotros debemos proteger nuestra cultura y nuestro patrimonio y no permitir que se destruya! ¨,¨No debemos permitir que la cultura de la comida rápida de Estados Unidos se apodere de nuestras reliquias más sagradas¨, etc. La discusión sobre si Starbucks debe figurar o no en la Ciudad Prohibida ha pasado a estar presente en todos los medios.

Al visitar el recinto, nuestros reporteros observan como unos turistas acarician sus tazas blancas de papel, se acomodan al lado de una pared o caminan por el interior del antiguo palacio, mientras consumen sus bebidas. A algunos turistas extranjeros les parece que la instalación de una cafetería Starbucks dentro de la Ciudad Prohibida, destruye la atmósfera histórica del lugar. Raúl Vasquez, un turista de EE.UU., nos dice:

¨Me parece que no hay sintonía entre Starbucks y la Ciudad Prohibida. Quizás podría estar en el exterior. La Ciudad Prohibida es un lugar muy bonito, las personas lo respetan mucho, no es lugar adecuado para instalar una tienda así.¨

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Joerg Schmitz?un turista de Alemania, también opina igual:

¨¿Starbucks fuera de la Ciudad Prohibida? Es una buena idea. Este lugar es un paraíso cultural y Starbucks es una organización comercial completamente ajena. Debería estar en el exterior.¨

Según nos cuentan, la gerencia del Museo viene tratando este asunto desde el año 2004 y 2005, proponiendo algunas medidas concretas. Por ejemplo, desde 2005, Starbucks ha retirado cualquier símbolo exterior de la marca, a fin de guardar mejor la armonía con el entorno. Por eso, a algunas personas les parece que, de esta forma, Starbucks no causa daño ni impacto negativo en el conjunto arquitectónico del palacio. Y si es así, ¿por qué no puede ofrecer una bebida a los turistas? Wang Ping, una turista de otra provincia, nos dice:

¨Está bien poder comprar una bebida. Además, la tienda es muy pequeña. Es imposible imaginar esto como la expresión de la conquista de la cultura occidental. No es para tanto.¨

Pero Rob Mullin, un turista de EE.UU. nos dice que al visitar la Ciudad Prohibida, lo más normal sería tomar una bebida china:

¨Esperaba poder tomar un rico té chino en este lugar.¨

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La Ciudad Prohibida es el mayor complejo arquitectónico del mundo. Ocupa más de 70 hectáreas. Al hacer su recorrido, los turistas, a veces, tienen sed, por eso se pensó en proporcionar una cafetería como un servicio más a los visitantes. Feng Nai'en, director de la oficina del Museo de la Ciudad Prohibida, nos dice que, cada año, reciben a unos diez millones de turistas, a quienes pretenden satisfacer no sólo exponiendo las reliquias que tanto admiran sino también facilitando en la medida de lo posible, sus necesidades de otro tipo, en especial, bebidas sencillas y de su gusto.

En su opinión, si se plantea un conflicto entre la gerencia de Starbucks y la preservación de las reliquias culturales de la Ciudad Prohibida, la elección no tiene duda: no vacilaremos en privilegiar lo segundo. Por eso, ahora se discute si Strarbucks debe permanecer o salir fuera. La decisión debe adoptarse en el primer semestre de este año. Al mismo tiempo, también se trata de encontrar una solución positiva que pueda satisfacer a todas las partes interesadas en el problema. Feng Nai'en nos dice:

¨Hemos formulado una convocatoria abierta de ideas, a fin de recoger propuestas. Ese es el camino para resolver el problema de Starbucks.¨

Feng también nos cuenta que la Ciudad Prohibida ha encontrado, via licitación pública, nuevos socios para mejorar sus servicios en el futuro, y ya se están discutiendo las cuestioens más correspondientes: ¿Qué cosas deben venderse en la Ciudad Prohibida? ¿Cómo satisfacer las demandas de los turistas? ¿Cómo armonizar las características de la Ciudad Prohibida con esas demandas? En el primer semestre de este año, los planes de la gerencia deben hacerse públicos. En su opinión, lo más importante del nuevo planteamiento es tener en cuenta la satisfacción de las necesidades razonables de los turistas. Además, como no se puede cocinar en la Ciudad Prohibida, se podrían vender alimentos seguros y preparados en el exterior. Pero aquello que los turistas no necesitan, no puede acceder al palacio.

 
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