Una noche caliente de agosto, después de la cena?Yo estaba viendo la televisión cuando mi esposo preguntó con curiosidad: "¿Qué son aquellos?" Eché la vista al cielo obscurecido y vi 5 o 6 puntos centelleantes allí arriba. ¿Estrellas? No, no era posible que se concentraran tantos astros brillantes y?además, de colores. ¿O son aviones? Pero casi no se movían. ¿Globos? ¿Fuegos artificiales? ¿Acaso son OVNIS? Mi marido y yo decidimos averiguarlo.
Cuando caminamos 2 cuadras y llegamos a un cruce de dos avenidas, todo quedó claro: Varios hombres estaban echando a volar cometas en una pequeña plaza al lado de la encrucijada. ¿Pero de dónde venían las luces? Xiao Wang, un hombre de 30 a 40 años estaba colocando un disco en su cometa en forma de águila. En el disco se hallaban varios diodos luminosos, algunos alambres, una cajita que contenía una pila, un interruptor y un circuito integrado que controlaba el modo y los colores que destellan de los diodos luminosos. En la mochila de Xiao Wang se encontraban decenas de semejantes discos o tarjetas, en los que se equipaban desde uno hasta 50 diodos luminosos. Simplemente con retorcer el hilo en los ganchos instalados en las tarjetas de circuito eléctrico o engancharlas directamente en la cometa, las luces serían llevadas al cielo y brillarían como estrellas.
Xiao Wang sujetó un grupo de luces al hilo cada vez que lanzaba más o menos 100 metros de hilo. Estaba fijando el tercero cuando vimos caer bruscamente una cometa. "Es la de Lao Zhang. Voy a recogerla. Toma la mía." Entregó al señor a su lado el carrete en el que se enrollaba el hilo y se fue corriendo hacia la acera opuesta de la avenida. Minutos después, Lao Zhang, un anciano canoso vino del otro extremo de la plaza con un carrete en mano pero sin cometa. Explicó que el hilo se cortó cuando se entrecruzó con el otro y declaró: "No me siento nada consternado, pues se me han ido más de 30 cometas."
Lao Zhang, un obrero retirado, era uno de los primeras personas que echaban a volar cometas en este lugar desde hace 5 años.
Es muy interesante y es un placer diferente que hacerlo durante el día. En las noches de verano en que hace viento, nosotros viejos amigos, hacemos volar las cometas, refrescándonos al aire libre, intercambiando las experiencias y hablando de todo. Uno se siente sosegado y cómodo. Además, es un tipo de ejercicio físico para los ojos y los miembros del cuerpo. Por eso, no es necesario pensar demasiado sobre unas cometas perdidas."
En este momento, vino un hombre de 40 años y pidió disculpas a Lao Zhang. Dijo que había sido su hilo de cometa el que había cortado el de él y que fracasó en su intento de impedir que los dos hilos se rozaran, ya que con la iluminación de los faroles de la calle no podía ver la localización del dueño de la otra cometa. Lao Zhang le dijo que no se preocupara y luego los dos charlaban entusiastamente sobre la cometa como viejos amigos.
Casi 40 minutos más tarde, volvió Xiao Wang con la cometa de Lao Zhang. Dijo que había tenido que subir al muro como un ladrón para recoger la cometa caída en el patio de una institución municipal que había cerrado la puerta hacia varias horas. Todos se reían y el agradecido Lao Zhang dijo: "Una cometa no merece la pena. Voy a invitarte a tomar una cerveza."
Xiao Wang es conductor de ominibús. Recordó que, curiosamente, empezaron a hacer volar cometas por la noche cuando el SARS estaba amenazando a la ciudad de Beijing en el año 2003. Debido a la enfermedad contagiosa los residentes de la Capital china comprendieron los beneficios de los ejercicios al aire llibre.
En aquel tiempo no tenía dónde ir ni nada de recreación que hacer. Cuando veía a Lao Zhang y a otros echar a volar las cometas, me parecía muy divertido. Y como tengo que trabajar por el día, siempre salgo por la noche. Un perfecto descanso después de un día de labor. Ahora también soy veterano como Lao Zhang.
Xiao Wang tenía más de 30 cometas y 10 carretes, y muchas tarjetas de circuito eléctrico que las hacía él mismo en vez de adquirirlas en el mercado. Por su parte, Lao Zhang sabía elaborar las cometas. Dijo que le encantaba echar a volar cometas desde niño, cuando sólo tenía las cometas más sencillas debido a la limitada economía. Ahora sólo con 100 yuanes o 12.5 dólares pueden adquirir un equipo completo: cometa, hilo, carrete y luces. El costo ya no consiste en un problema para entretenerse. Lao Wang nos dijo que aunque hacer volar cometas por la noche comenzó a ser popular hace poco más de un año, semejantes modos de jugar ya tenían una larga historia.
Cuando yo era niño, colgaron silbatos y faroles en las cometas. Con ténicas ingeniosas, la vela no se apagaría ni quemaría el farol o la cometa cuando permanecía en el aire nocturno. Pero luego, como muchas cosas tradicionales, esta costumbre se perdió.
Hoy en día, siguiendo el elevado nivel de vida y la creciente demanda cultural y recreativa del pueblo, cometas brillantes vuelven a volar por el nocturno cielo de la antigua Capital Beijing. Sin darse cuenta, se reunían en ese rincón de la plaza una docena de personas, algunos aficionados a la cometas, otros curiosos vecinos. Como dijo un policía que acostumbraba volar cometas después de la cena: "el buen humor y la esperanza hacia el futuro estaban volando juntos con las cometas".
(CRI)
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