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Israel frente a una creciente presión militar y política
2006-07-24 16:05:34   CRI

El día 24, el conflicto israelo-libanés entró en su décima tercera jornada. Pero debido a los insuficientes resultados de sus operaciones militares a gran escala, Israel se enfrenta con una creciente presión militar y política.

En los últimos días, a medida de que la situación en el campo de batalla ha ido tornándose más complicada, el optimismo de la opinión pública israelí respecto a las operaciones de su ejército ha empezado a debilitarse. Desde que el conflicto estalló el pasado día 12, dicho ejército ha lanzado intensos bombardeos sobre aeropuertos, carreteras, puentes y otras infraestructuras del Líbano, así como sobre bases, arsenales y edificios institucionales de Hezbolá. Hace unos días, fuentes del ejército israelí aseguraron haber eliminado entre un 40 y un 50 % de la capacidad militar de este movimiento chií armado. Pero de momento no hay indicios de que la capacidad contraofensiva de Hezbolá se haya debilitado, puesto que continúa lanzando más de cien cohetes diarios. Como han señalado analistas israelíes, la mayoría de los puestos de mando y las instalaciones militares de Hezbolá se encuentran bajo tierra, lo que unido a la carencia de información precisa sobre su ubicación lleva a poner en duda la eficacia de los bombardeos del ejército israelí.

Recientemente, un contingente de su infantería integrado por varios miles de soldados ha realizado operaciones en la frontera israelo-libanesa. No obstante, en opinión de los observadores, esta ofensiva terrestre entraña serios riesgos. En primer lugar, como ha quedado claramente de manifiesto en los últimos días, los milicianos de Hezbolá, que de hecho es una organización guerrillera, conocen muy bien las montañas del sur del Líbano y aprovechan su conocimiento del terreno para plantar cara a las tropas israelíes. De ahí que éstas, a pesar de su indiscutible superioridad en armamento, no hayan sacado mucho fruto de sus operaciones. El día 22, el jefe del Estado Mayor israelí, Dan Halutz, reconoció que serán necesarias varias semanas para concluir la actual misión y que sus fuerzas no bastan para impedir totalmente los lanzamientos de cohetes por parte de Hezbolá. Alúas añadió que para reducir la precisión de estos lanzamientos hay que dirigir la ofensiva hacia el norte del Líbano y llevar a cabo bombardeos y ataques a gran escala. A su juicio, esta será la única estrategia que hará comprender a la milicia libanesa que si continúa atacando a Israel, deberá pagar un precio demasiado alto.

A esta difícil situación militar, se añade una creciente presión internacional. De momento, el conflicto ya ha provocado 350 muertos entre la población del Líbano, la huida de miles de personas y la destrucción de numerosas infraestructuras. En vista de todo ello, a la comunidad internacional se le hace muy difícil mantenerse al margen de las operaciones militares israelíes. En un artículo del diario israelí "Haaretz", se afirma que todo conflicto que causa un elevado número de muertos entre la población civil puede suponer un error estratégico letal.

Los analistas opinan que el día 24, fecha en la que está previsto que la secretaria estadounidense de Estado, Condoleezza Rice, llegue a Tel-Aviv, se acelerarán las acciones diplomáticas encaminadas a resolver el conflicto libanés y empezará la cuenta atrás para el cese de la campaña israelí.

Por otra parte, Tel-Aviv ha manifestado reiteradamente que su objetivo político a largo plazo no es volver a ocupar el sur del Líbano, sino que el Gobierno de Beirut se responsabilice de mantener la seguridad en la frontera y controle eficazmente el sur de su territorio. Si el ataque militar contra el Líbano adquiere proporciones excesivas, el Ejecutivo encabezado por Fuad Siniora podría verse gravemente amenazado. Si así fuera, Israel vería alejarse su objetivo de eliminar el peligro que se cierne sobre su frontera septentrional por las vías política y diplomática.

Entre los ciudadanos israelíes, la opinión más generalizada es la de que el actual conflicto debe solucionarse negociando y que los resultados de las operaciones militares están relacionados directamente con los de las futuras negociaciones diplomáticas. El objetivo último de la presente campaña israelí es derrotar de una vez por todas a Hezbolá. Sin embargo, ni desde el sector político de Israel ni desde su sector militar se han formulado medidas eficaces para alcanzar este objetivo.

 
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