Siempre fue el insomnio el que golpeado incesantemente a las puertas de mi sueño, interrumpiéndolo a cada momento, sin dejarle el más mínimo respiro y siendo el peor de los invitados, de esos que se quedan hasta las más altas horas sin posibilidad de percibir que representan una molestia para el por demás cordial anfitrión. Friedrich Nietszche explicó que el alma debe ser alimentada durante el día, para que pueda descansar por las noches, que siempre es bueno evitar la compañía de esas personas que habitan el mundo de la noche; y el consejo de Hu Su Min para solventar mi disfunción onírica es mucho más pragmática, simple y filosófica: "Ve a dormir antes de las once de la noche. El momento en que el Yang logra su mayor recuperación es entre las once de la noche y una de la madrugada. Si superas esa barrera, si continúas despierto tras ese horario, vas a tener problemas para dormir. Sentirás más energía, creerás que puedes continuar, pero será simplemente que has ingresado en los campos del Yin y tu Yang-Qi se estará debilitando cada vez más", me explicaba la especialista con preocupación, la que amenizaba su gesticulación apacible. "Si no lo haces, tu Yang será siempre un bebé y no podrá crecer durante el día como debería ser".
Del Qi, el Yin y el Yang
Según la Medicina Tradicional China, el ser humano no es un ser incomunicado de su entorno, sino que es una parte de la magnificente integridad del cosmos. El hombre sufre o se laurea en un universo que muta y es responsabilidad del mismo hombre reconocer las expresiones de la naturaleza para preservar la salubridad de su ser.
El Qi es la energía, representa el todo, de energía se compone la totalidad de las cosas. El Qi se manifiesta a través del Yin y el Yang. A su vez, el Yin y el Yang generan los cinco elementos: (metal, madera, agua, fuego y tierra, que son la expresión de la existencia.
Estas fuerzas son las que hacen posible el movimiento y la vida. Los cambios y fenómenos naturales, dentro o fuera del cuerpo, personifican lo dual y lo relativo del todo. Nada es absoluto.
Yang es masculinidad, actividad, fuego, luminosidad, brillo, ligereza, el sur, calidez, el día o el polo positivo. Yin es frío, agua, tierra, femineidad, oscuridad, pasividad, pesadez, el norte o el polo negativo. Pero uno no es sin el otro.
Sin el Yin no es posible la existencia del Yang, sin Yang no puede haber Yin. Previo a la iluminación se requiere de la oscuridad y no hay sombras sin luces.
Ya adolescente, con una barba mal crecida, no detiene su trote. El cansancio no existe en su mente o siquiera se manifiesta en su cuerpo. Se cree incluso capaz de volar más alto que las cometas que sabía obsequiarle su abuelo, esas que son parte de la receta para la felicidad que los sabios ancianos chinos conocen muy bien. Él ahora fantasea con citas, siempre con las compañeras más bonitas de la clase. Lo observo y sonrío con una mirada cómplice. Y me inquieto.