Volví a mi país con dos cuentas pendientes: Regresar, y regresar sabiendo hablar (al menos algo de) chino.
Sentí que no poder comunicarme bien me hacía perderme de cosas invaluables, ya que los testimonios de la gente tienen un peso importantísimo a la hora de conocer el alma de un país.
Pero también sentí que la vida me hacía un guiño. Me invita a conocer, me abre una ventana para observar, pero está en mí regresar con la llave para abrir la puerta.