A su vez, la gente que conocí del Staff, no sólo mi maravillosa traductora y compañera Mónica, sino el resto del equipo, que a pesar de no poder comunicarnos bien por mi falta de conocimiento en el idioma, hicieron amablemente lo posible para hacerme sentir cómoda e incluida.
Podía respirar energía y movimiento en cada lugar que iba, sentía que la gente iba apurada pero a la vez despacio. Haciendo sus quehaceres en la calle, aprovechando la luz del día y disfrutando de las luces de la noche.
Me alegraba ver como muchos me hablaban en chino, con la esperanza de que yo supiera algunas palabras. Y aunque sólo pudiera contestar con lo mínimo de mi conocimiento, me alentaban con sonrisas de satisfacción al mostrar mi interés en aprenderlo.