La complejidad y detallismo estéticos que pude observar en los templos y pagodas, como en la Ciudad Prohibida, el Templo del Cielo, y la Pagoda de la Oca, significaron un impacto visual que considero necesario de apreciar en persona, por lo que me siento una privilegiada al poder haberlo hecho. Como artista, o aprendiz de, no pude sentir más que admiración y un profundo respeto al observar personalmente las técnicas y procesos de construcción, pintura y escultura chinas que me asombran desde que tengo uso de razón.
Pero a decir verdad, la grandeza y hermosura de los paisajes turísticos y la monumentalidad de estas construcciones que ocupaban mi mente iban quedando por momentos en un segundo plano a medida que iba conociendo a la China de hoy, a las ciudades, y sobre todo, a la gente.
Tuve la fortuna de viajar con un grupo maravilloso, con personas de países muy diversos. No importa qué tan lejos, Polonia, Estados Unidos, Afganistán, India, Indonesia, Malasia…todos coincidíamos allí en asombro y enamoramiento.