El té, la bebida de la amistad

por Raúl López Parra, 19-04-2013

Nuestro paseo por el bosque de bambú también es una oportunidad para mostrar uno de los principales atractivos turísticos de Anji. Este lugar es famoso porque fue parte de las locaciones de la película el Tigre y el Dragón del director chino Ang Lee.
2013-04-20 22:30:11 CRI

Llegamos a nuestro último día de estancia en Anji. Nuestros anfitriones nos tienen preparada una visita al bosque de bambú Da Zhu Hai, como una forma de hacer una pequeña pausa en la intensa jornada de trabajo en la planta procesadora de té, ya que el día anterior terminaron labores hasta las 3 de la madrugada.

Nuestro paseo por el bosque de bambú también es una oportunidad para mostrar uno de los principales atractivos turísticos de Anji. Este lugar es famoso porque fue parte de las locaciones de la película el Tigre y el Dragón del director chino Ang Lee.


(El bosque de bambú Da Zhu Hai)

Es impresionante observar los árboles de bambú desde el mirador, los cuales tienen una altura de hasta 12 metros y viven en promedio 20 años. También me sorprende que en la cima de la montaña se ha instalado una especie de montaña rusa en la que los visitantes pueden descender en menos de 3 minutos, lo que tarda en subirse 30 minutos. Nosotros, por supuesto, aprovechamos la oportunidad y descendemos la montaña en los carros de rieles a gran velocidad.


(Raúl López Parra, enviado de CRI, muestra uno de los bambús más antiguos en el bosque Da Zhu Hai)

Pero es tiempo de terminar el paseo y regresar a las labores. En la planta se trabaja a marchas forzadas porque hay un pedido de una tonelada de té negro. El señor Chen nos explica que recientemente ha comenzado a producir este tipo de té para ampliar la venta de sus productos.

Básicamente se sigue el mismo proceso que el té blanco, con la diferencia de que hay que fermentar por más tiempo el té y someterlo a un proceso más intensivo de secado para obtener el sabor y color requerido.


(El señor Chen supervisa personalmente el té negro producido en su empresa)

Una vez terminado el proceso, Ma Rumeng, practicante del Instituto del Té, se ofrece para darme a degustar la bebida siguiendo las reglas de la ceremonia del té. Yo intento recibir el té de sus manos pero me explica que no es la forma correcta, si no que ella tiene que ponerlo sobre la mesa y yo debo tomarlo con mis manos. Para mi gusto, prefiero el té negro por su sabor más intenso, aunque todos los tés son de la alta calidad.


(La practicante de la empresa Anji Heng Sheng Tea, Ma Rumeng, nos prepara té negro recientemente producido)

Sobre ello nos explica Ma Yun, gerente de ventas de la compañía, quien nos dice que el gobierno ha establecido cuatro categorías o estándares de calidad para el té blanco, los cuales deben escribirse en las etiquetas para que los consumidores sepan qué tipo de té están tomando. Él nos muestra la variedad de marcas que ellos producen.


(Ma Yun, gerente de ventas de la empresa Anji Heng Sheng, muestra las marcas de té que producen)

Ahora nos dirigimos al cuarto de empaquetado, que es el último proceso en la planta procesadora. El té, ya listo para consumirse, se pesa según la cantidad establecida, después se ponen en bolsas de aluminio, las cuales se cierran herméticamente con una máquina. Posteriormente las bolsas se introducen en latas y se ponen en cajas. Después se pega una calcomanía con la fecha del día en que se empaquetó, como un sello de garantía para evitar falsificaciones.


(El proceso de empaquetado del té blanco en Anji )

Es un proceso manual en el que participan cuatro personas, tres mujeres y un hombre, aunque me explican que las 100 cajas de té que han empaquetado no son para venta sino que son ediciones especiales de obsequio. Imagino el momento en que esta empresa crezca y este proceso se realice de forma automatizada con máquinas, pero a mí, particularmente, me encanta la idea de saber que el té se sigue haciendo de forma artesanal. Es como sentir el esmero con el que las personas realizan su trabajo.


(El enviado de CRI, Raúl López Parra, con las trabajadoras responsables de empaquetar el té blanco)

Salimos de la planta para visitar algunas de las tiendas donde los consumidores pueden comprar directamente el té de los productores. La señora Ren Lingzhu nos abre las puertas de su negocio para explicarnos que sus principales clientes son del sur de China, y, por supuesto, nos ofrece un fresco vaso de té blanco.


(La señora Ren Lingzhu muestra su tienda de té en Anji)

Desafortunadamente no todo dura para siempre. Ha llegado el momento de cerrar nuestro día y de despedirnos de nuestros anfitriones. Como muestra de nuestro agradecimiento les damos algunos obsequios. A la señorita Chen, quien fue nuestra principal guía por la ciudad e hizo todo para que conociéramos el negocio familiar y la ciudad, le regaló una figura de víbora, la cual he traído desde México. Es figura es hecha a mano por artesanos del pueblo de Oaxaca, en una hoja de cascabel. Le digo que le dará buena suerte porque estamos en el año de la serpiente, y la señorita Chen me responde que ella es también serpiente, por lo no puede haber encontrar un mejor regalo.

Al señor Chen, quien nos brindó todas las facilidades para hacer nuestro trabajo, le obsequiamos un vaso para beber té con el logotipo de Radio Internacional de China.


(Los anfitriones de la empresa de té blanco en Anji reciben el regalo de los enviados de CRI)

Ellos también nos tienen preparados unos regalos, que son por supuesto, unos paquetes con té blanco y negro. Mi compañero Noel y yo agradecemos el gesto. En mi caso, yo pienso llevarme el té a México para compartir las delicias de esta gran bebida con mi familia y mis amigos.

De este modo, el té de China se convierte en un puente de amistad entre los pueblos. Xie xie.

Artículos relacionados
Comentarios