El ciclo del té: la historia de una empresa familiar

por Raúl López Parra, 18-04-2013

Llegamos a la casa de la familia que nos hospedará para conocer cómo se procesa el té. Nos recibe el señor Chen Suo y su hija, quienes están a cargo de la empresa Anji Heng Sheng Tea, la cual se especializa en el té blanco. Nuestro itinerario inicia con una visita a los campos de cultivo. Debido a que es temporada baja, es menor el número de campesinas cortando las hojas.

2013-04-19 13:43:35 CRI
Llegamos a la casa de la familia que nos hospedará para conocer cómo se procesa el té. Nos recibe el señor Chen Suo y su hija, quienes están a cargo de la empresa Anji Heng Sheng Tea, la cual se especializa en el té blanco.

Nuestro itinerario inicia con una visita a los campos de cultivo. Debido a que es temporada baja, es menor el número de campesinas cortando las hojas. Nos adentramos en el monte y caminamos entre las plantaciones para observar cómo recolectan el té.

Una campesina en los cultivo de té en Anji

Una campesina recolecta las hojas de té blanco

Lo primero que debemos aprender es que el té blanco, que en realidad es verde, se le conoce así, no tanto por el color, sino porque de tiene un sabor más suave y dulce, y además no tiñe el agua, de modo que parece que se está tomando agua simple.

Este té es uno de los más costosos, el medio kilo puede costar hasta mil yuanes, además de que la temporada para su cultivo sólo dura dos meses, por ello es que la familia Chen está experimentando nuevas formas de procesar el té para mantener el negocio por más tiempo.

La señorita Chen explica cómo distinguir las hojas de té blanco

En el monte vemos nuevas plantaciones de té blanco pero tendrán que pasar tres años para que las hojas puedan ser recolectadas.

Vista panorámica de los campos de té blanco en Anji

El reportero de CRI en un campo de té en Anji

La empresa de la familia Chen es relativamente nueva, tiene seis años. De hecho, somos testigos de cómo se están modernizando. Al momento en que realizamos las entrevistas, se escucha un poco de ajetreo, y es porque han traído una máquina nueva para separar la hojas de té. Este proceso antes se hacía de forma manual, por lo que los campesinos tenían que pasar más tiempo dentro de la planta procesadora que en el campo, pero ahora las cosas serán distintas.

La empresa ha crecido rápido. En promedio trabajan 20 personas durante todo el año pero suman más de 100 cuando llega la época de recolectar el té blanco.

El señor Chen anteriormente trabajaba en el sector energético, pero comenzó a interesarse por el té hasta que decidió renunciar a su empleo para montar su propia compañía. Él es uno de los tantos emprendedores que construyen la historia del desarrollo de China.

La empresa de la familia Chen

En Anji, todo el pueblo se especializa en la venta del té blanco. Antes, cada agricultor tenía su propia marca hasta que en el año 2000, el gobierno les propuso crear una sola marca con el fin de impulsar la industria. Los resultados han sido positivos. Ahora, quien quiera vender té blanco, debe certificar su planta bajo una serie de estándares que incluyen el cuidado del medio ambiente.

Seguimos con nuestro recorrido en los puntos de venta del té. En una tienda nos encontramos a una sonriente campesina de más de 80 años de edad, quien afanosamente está limpiando las hojas de té.

Una campesina se encarga de limpiar las hojas de té

Posteriormente nos dirigimos al mercado popular donde los campesinos venden el té para el consumidor final. Con cajas en la calle mostrando su producto, los vendedores, en su mayoría hombres, gritan y negocian para realizar sus transacciones. Incluso uno de ellos bromea con nosotros y nos dice que venderá su carro repleto de té en tres minutos.

Vendedores de té en el mercado popular de Anji

Al caer la noche, es tiempo de dirigirnos a la planta procesadora. Ahí encontramos a un grupo de estudiantes del Instituto del Té, quienes se encuentran realizando sus prácticas profesionales en la empresa del señor Chen. Les pedimos que nos expliquen su labor, y muy emocionadas nos dan un detallado reporte, como si fueran reporteras profesionales.

Nos dicen que cuando se reciben las hojas del té, recién cortadas del campo, se separan en unos canastos para llevarlas a una máquina, la cual tiene la función de realizar un proceso químico en cual se rompe una enzima en la hoja para mantener su frescura. Posteriormente se depositan en hojas de plástico para su fermentación y se mantienen por 40 minutos. El siguiente paso es llevar las hojas a otra máquina cuya función es liberar el aroma y sabor de la hoja de té. Tras este proceso las hojas quedan enrolladas, por lo que es necesario separarlas, una por una. Una vez hecho esto, se introducen a un horno con una temperatura de más de 100 grados para secarlas. Listo, así es como se termina el proceso para poder consumir el té.

El reportero de CRI y los estudiantes del Instituto del Té

Hemos tenido una intensa jornada. En tan sólo un día conocimos todos los pasos para procesar el té. Hemos sido testigos privilegiados del desarrollo de una empresa familiar, que además envuelve el trabajo de muchas personas en la cadena de producción. Su éxito, es el éxito de muchos campesinos.

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