La pasión futbolera de China

por Raúl López, 10-04-2012

A nosotros, el grupo de extranjeros, que provenimos de países con una arraigada pasión futbolera, nos causa curiosidad ver cómo en los últimos años China ha desarrollado un mayor gusto por este deporte, considerando que el gigante asiático no se caracteriza particularmente por tener una gran tradición en el plano profesional. Dos mexicanos, dos brasileños, un alemán y un inglés reunidos con un objetivo común, atestiguar cómo se vive la pasión del futbol en China.

Save and Share Tamaño de texto   2012-04-10 10:03:00 CRI

Nuestra cita es en el Estadio de los Trabajadores o Gonti, como popularmente es conocida la casa de Beijing Guoan, que en esta ocasión se enfrentan a sus acérrimos rivales y ciudad vecina, el equipo de Tianjin.

Un golazo del equipo en casa enciende el júbilo del público

A nosotros, el grupo de extranjeros, que provenimos de países con una arraigada pasión futbolera, nos causa curiosidad ver cómo en los últimos años China ha desarrollado un mayor gusto por este deporte, considerando que el gigante asiático no se caracteriza particularmente por tener una gran tradición en el plano profesional. Dos mexicanos, dos brasileños, un alemán y un inglés reunidos con un objetivo común, atestiguar cómo se vive la pasión del futbol en China.

Tanto para nosotros como para lo chinos, el resurgimiento del circuito profesional y la popularización de la liga local son fenómenos relativamente nuevos. Escenas que en Latinoamérica son tan comunes, como ver a los fanáticos o hinchas en el metro, gritando porras a su equipo, en China, por lo menos en Beijing, aún es novedoso. Y se nota.

Los jóvenes transpiran más futbol que sus padres. Eso es lo primero que evidenciamos al acudir al estadio, en su mayoría son las generaciones nacidas entre los 80 y 90 quienes abarrotan la casa de Beijing Guoan.

La cancha del Estadio de los Trabajadores, o Gongti

A mí me llama la atención que justo a un lado de la entrada principal del estadio se encuentre una concesionaria que exhibe autos deportivos de lujo, sin más protección que un vidrio. Difícilmente podría ver una escena así en México, donde los estadios están situados a una amplia distancia respecto a otro tipo de comercios y, además, los controles de seguridad son exhaustivos; se despliega un gran número de policías para resguardar el orden.

Pero en Beijing, salvo las medidas básicas, como el detector de metales y la revisión de pertenencias, el cuerpo de seguridad es discreto.

Donde encuentro un escenario más parecido a México es en la reventa. Compramos los boletos afuera del estadio a un precio de 150 yuanes; 50 más del costo en taquilla. No nos importa pagar el sobreprecio, todo sea por vivir la pasión futbolera al estilo chino.

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