Qué paradoja, estando en China extrañé la danza del dragón del Barrio Chino, en el callejón de Dolores de México.
Viví en carne propia lo que significa ser parte de las culturas híbridas. El águila mexicana que llevo en mi corazón, se mezcló con el dragón chino que vivo con emoción.
Nunca imaginé que estaría en Beijing, escribiendo mis vivencias para compartirlas con todos nuestros amigos hispanohablantes y que ustedes podrían estar leyendo sobre el día en que el dragón y el águila se encontraron en China.