Mi primera Fiesta de la primavera en China

Karelys Cusido, 08-02-2011

Fue verdaderamente impresionante para mí el número de fuegos artificiales que se dispararon. Desde mi ventana en el distrito Babaoshan, ubicado en la periferia de Beijing, era una auténtica lluvia de luces de colores lo que veía.

Save and Share Tamaño de texto   2011-02-09 10:26:19 CRI

Este 3 de febrero nadie pudo estar ajeno, en China, a su celebración más importante: la Fiesta de la Primavera. Con ella los chinos iniciaron su Año Nuevo Lunar. Es esta una antiquísima festividad que tiene lugar hace casi 4000 años, desde los tiempos de la dinastía Shang, y que está regida, no por el calendario gregoriano, sino por el calendario lunar.

Fue verdaderamente impresionante para mí el número de fuegos artificiales que se dispararon en las últimas horas del día 2 y las primeras del 3 de febrero, jornada en que comenzaba el 4709 del calendario lunar. Desde mi ventana en el distrito Babaoshan, ubicado en la periferia de Beijing, era una auténtica lluvia de luces de colores lo que veía.

Y es que por estos días no sólo los faroles chinos, el color rojo, el carácter chino fu, el de la felicidad, y las imágenes de conejos son muy recurrentes. Creo que no exagero si digo que el sonido de las explosiones de los fuegos artificiales se hizo parte del "estado natural de Beijing y de toda China". Según la creencia, esas detonaciones alejan a los malos espíritus. Uno termina por acostumbrarse, por ejemplo, a estar en un restaurante y que el dueño salga un momento a disparar unos fuegos artificiales o a que te sorprenda una explosión en plena acera.

Esta celebración, que se extiende oficialmente por quince días, también me permitió apreciar, como ninguna otra, el lugar que ocupa la familia en la vida de los chinos. Todos regresan a casa y, juntos, comen los platillos típicos de este periodo. La verdad es que no sé cómo se logra evitar el colapso de los medios de transporte en estos días, porque suman aproximadamente 150 millones los chinos que trabajan fuera de su región natal y que regresan a su hogar para la fiesta de la primavera. Sin ellos en sus puestos en estas vacaciones, el país prácticamente se paraliza.

Pero la familia va a todas partes en la fiesta de la primavera. Después de la llegada del año nuevo lunar, muchos se fueron a los templos a hacer sus pedidos para este año del conejo, según el horóscopo chino. En Beijing uno de los más visitados es el Templo Lama, que está entre los más importantes monasterios del budismo tibetano en el mundo. Es increíble el número de personas que se concentra allí.

También son muy visitadas y preferidas por los chinos las ferias. Muy cerca del Templo Lama, exactamente en el parque Ditan, vi a miles de familias disfrutar de los juegos de azar, la comida tradicional china y los espectáculos artísticos. A veces era tanta la gente que no se podía caminar. Pero el clima de alegría y seguridad era una garantía para todos.

Agradezco a la vida la oportunidad de estar en Beijing en este 2011. Entre las luces y el sonido de los fuegos artificiales, entre la algarabía de millones de ojitos rasgados, me he sentido mas cerca de un milenario país al que hoy todos miran. Sea entonces esta fiesta de la primavera, el comienzo de nuevas alegrías para todos los chinos y para quienes lean estas líneas. Feliz año nuevo, o mejor en chino: ¡Xinnian Kuaile!

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