En el menú beijines de esta cubana tiene también un lugar privilegiado lo que en Cuba conocemos como arroz frito, que en realidad se llama Chau Fan y es un arroz con "todo", como también decimos allá, desde jamón, camarones, huevos hasta champiñones.
Por supuesto, y por suerte, hay muchos occidentales y latinos en Beijing, y dentro de ellos cubanos, que se están como pez en el agua, cuando se sientan a la mesa en la capital china. A esos: felicidades. A los que como yo, tengan sus dificultades con el picante, las cinco especias y el sabor dulce de algunas comidas: paciencia y sobre todo: no dejarse desesperar, porque siempre hay opciones. De buscar es de lo que se trata.
No hay que olvidar que la comida china pudiera considerarse en sí misma patrimonio de una nación, porque sintetiza una tradición milenaria. La gastronomía china es tan sana y alimenticia como pocas y su sabor tiene un amplio diapasón. La verdad es que hay para todos los gustos en la mesa de Beijing, incluso para algunos limitados como el mío. La variedad es lo que realmente distingue a la comida china. Creo que el triunfo está en orientar nuestro paladar hacia la diferencia.