China Radio International
(GMT+08:00) 2005-10-11 13:58:41    
Bordadora miao Zhang Chunying (audio)

CRI

 Las técnicas y diseños de los bordados de la etnia Miao de la provincia china suroccidental de Guizhou se han transmitido de madres a hijas a lo largo de generaciones. En los bordados de dicha etnia, la artesanía folklórica tiene una de sus más bellas y admirables manifestaciones. Sin embargo, la continuidad de esta labor tradicional se ve cada vez más amenazada por la rapidez del actual proceso de modernización. Pero como tendremos oportunidad de constatar, una bordadora Miao llamada Zhang Chunying está consiguiendo conjurar esta amenaza. En efecto, además de destacar por su habilidad técnica, Zhang Chunying ha hecho y sigue haciendo importantes contribuciones a la preservación y difusión de los bordados Miao.

El bordado forma parte de la vida de los Miao, etnia minoritaria establecida desde hace siglos en la provincia china de Guizhou. Tanto las niñas como las ancianas de esta etnia son bordadoras muy diestras. Sus vestidos de diario, sus trajes de fiesta e incluso sus artículos de uso cotidiano se decoran con finos bordados. Entre las mujeres Miao circula este dicho: «La gente se compara con la gente y los bordados con los bordados»; eso viene a significar que al comparar a dos personas, se compara su manera de bailar y cantar; y cuando se comparan dos bordados, se comparan las técnicas de tejer, bordar y teñir. Las niñas Miao empiezan a aprender esta labor artesanal cuando tienen siete u ocho años, y a los catorce o quince ya dominan las técnicas básicas. Estas siempre se transmiten de madre a hija o de hermana mayor a hermana menor. Lo que no resulta habitual es aprender con una maestra.  Zhang Chunying, consumada bordadora de la etnia Miao dijo:

«Desde muy pequeñas nos gusta bordar para vestirse. A diferencia de los habitantes de la ciudad, los Miao desdeñamos a quienes no saben bordar. Si una joven no tiene esta habilidad, es muy posible que se quede soltera. Para nosotras, bordar bien es un orgullo».

Esta mujer de 36 años vive en una región del sudeste de la provincia de Guizhou habitada por compactas comunidades Miao. En la tienda que ha abierto en Guiyang, capital de dicha provincia, Zhang Chunying vende bordados hechos por miembros de su etnia. El traje de fiesta con el que acudió a la entrevista, confeccionado por ella y su hermana, deslumbró a nuestro reportero: la parte delantera de crudillo negro, la falda plisada, las cintas, las bandas de tela y las chinelas llevaban bordados finos motivos, principalmente en rojo y verde, realzados por los adornos de plata. El espléndido atuendo con el que se presentó Zhang Chunying realzaba su encanto.

Entre las numerosas técnicas de bordado de las mujeres Miao hay más de treinta consideradas sencillas y varias que entrañan alguna dificultad especial. Inteligente y capaz, Zhang Chunying dio desde pequeña claras muestras de su talento para el bordado y hoy en día domina casi todas las técnicas. Delante de nuestro reportero, retorció una delgada seda para darle forma de tira y la cosió sobre una tela; luego, le bastaron unos minutos para bordar en ella vívidas flores y otros diseños decorativos.

Según las costumbres de los Miao, las mujeres no deben salir del pueblo ni necesitan saber leer: basta con que hagan los trabajos de la casa. De entre las mujeres Miao, Zhang Chunying es la más experimentada y la que posee conocimientos más amplios. Cuando tenía 20 años, abandonó su hogar para ir a buscar trabajo. Lo encontró en una fábrica de confección de Guangzhou, capital de la provincia sureña de Guangdong, que la contrató como bordadora a máquina. Pero en el fondo de su corazón, ella prefería seguir bordando a mano, así que decidió dedicar su tiempo libre a esta bella artesanía de su etnia. Pasado un tiempo, sus bordados se expusieron en Beijing. Fue entonces cuando Zhang Chunying abrió una tienda en la que solamente se vendían vestidos y adornos de los Miao. Y no tardó en comprobar que a muchos extranjeros les encantan la sencillez y el singular estilo de estos productos artesanales. Cuando se dio cuenta de que la mayoría de ellos los compraban como adornos, esta emprendedora mujer Miao descubrió un nuevo modo de ampliar la comercialización de sus bordados étnicos.

Aunque la tienda de Beijing marchaba muy bien, Zhang Chunying decidió volver a Guizhou, su tierra natal, para cuidar a sus padres y a sus hijos. Tras recorrer muchas ciudades, se percató de que los bordados Miao se habían convertido en obras de arte y piezas decorativas. Pero al mismo tiempo notó que cada vez había más jóvenes de su etnia que en lugar de bordar preferían aprender a leer o salir a trabajar, tendencia que amenazaba con hacer desparecer este bello trabajo artesanal. Resuelta a evitarlo, Zhang Chunying invirtió sus ahorros en el establecimiento de una fábrica de bordados Miao y contrató entre cincuenta y sesenta trabajadoras. Además de encargarse de la comercialización de los productos, Zhang Chunying dirige las actividades de formación del personal:

«¿Cómo es que los bordados son cada día más caros? La razón es muy sencilla: las muchachas de esta generación ya no quieren bordar. Las bordadoras deben concentrarse al máximo en su trabajo, de lo contrario no pueden crear una obra perfecta. La tendencia actual es compaginar el bordado con los estudios. De esta manera, si en el futuro estas jóvenes no encuentran un empleo conveniente, siempre podrán ganarse la vida bordando».

La fábrica de Zhang Chunying produce tanto bordados modernos para el mercado de Guangzhou como refinados artículos confeccionados con las técnicas tradicionales. La confección de un vestido tradicional de la etnia Miao es un proceso largo y complejo que incluye, entre otras fases, la recogida del algodón, la tejedura de las telas, la cría de gusanos y el devanado de la seda, así como la recolección de las plantas de las que se extraen los colorantes, la cocción del cuero para impermeabilizar las telas y, por supuesto, el bordado a mano. Generalmente, en un año una bordadora solo puede confeccionar uno o dos de estos vestidos, cuyo precio por unidad oscila entre los 5000 y los 6000 dólares. Zhang Chunying ha introducido varias modificaciones para responder a las demandas del mercado. Por ejemplo, el procedimiento tradicional consiste en bordar primero sobre la tela y luego coser la tela en las mangas de vestido; ahora, en cambio, los bordados Miao se hacen directamente sobre prendas de vestir modernas. Zhang Chunying así nos explió el porqué:

«Los bordados Miao deben adaptarse a las exigencias del mercado y de la moda. Por eso siempre estoy pensando en maneras de perfeccionar las técnicas. Por ejemplo, hay gente a la que le gusta el bordado pero que no se siente confortable con la basta tela de los prendas Miao. Para atender a este tipo de consumidores, cosemos los bordados sobre telas comunes, alternativa que resulta también más barata y sencilla».

Los bordados que cuelgan de las paredes de la tienda de Zhang Chunying se han transformado en adornos modernos de marcado sabor étnico. En esta tienda encontramos echarpes, bufandas y corbatas con bellos bordados decorativos. Además de dedicarse a vender estos artículos, Zhang Chunying colecciona bordados antiguos. Después de cien años, los bordados hechos con la técnica tradicional no han perdido ni un ápice de su esplendor original. Como dice esta gran artesana Miao, los bordados de su etnia son de un valor inestimable. A menos que la conservemos y la difundamos, esta labor artesanal podría terminar desapareciendo. Zhang Chunying comentó que piensa emplear sus ganancias no en la construcción de una casa para los suyos, sino en la colección de bordados Miao antiguos y la modernización de este trabajo artesanal.

(CRI)