Este trabajo surgió como el resultado de un viaje que hice hacia el norte de México en donde pude ver los ríos surcar el terreno multicolor y las montañas, así como el perfil de la costa. En ese momento se me ocurrió que nuestro cuerpo y nuestra geografía se parecían y que en ese parecido el lenguaje que describía nuestro cuerpo y sus partes tomaba prestados nombres que aparecieron antes para denominar aspectos de la geografía. Estudiando libros de anatomía me di cuenta que, efectivamente, dentro de nosotros había cisternas, canales e islas.
Nuestra anatomía, los órganos del cuerpo y los sistemas y aparatos, son canales, caminos para contener fluidos vitales quevan y vienen, bolsas que transforman o acumulan sustancias corporales, y ríos que recorren nuestro cuerpo y que son invisibles a nuestros ojos.
En esta exposición podemos ver instalación, escultura y gráfica, y mi propósito central es hablar del cuerpo como una entidad a la que podemos conocer y recorrer tal y como se recorre un paisaje. De esta idea proviene el interés por utilizar materiales como tubos de plástico y de látex, largos tramos de material que se recorren con la mirada.
El norte, como punto cardinal, aparece como un símbolo del origen, l o inalcanzable y lo desconocido en muchas culturas. Con esta idea en mente, comencé un recorrido por este paisaje interior, intentando llegar a es norte y creando obra que evocara ua especie de peregrinaje muy personal.
Los títulos de algunas de las piezas se refieren a lugares geográficos concretos, como en la obra llamada Whalebone Alley, un estrecho a Alaska. Otros hablan de fenómenos que ocurren en ese recorrido, como en Nubes y Luvia, o de lugares imaginados, como Shadow Pond y Entre un delante y un adentro.
Es así como esta exposición incluye una serie de piezas relacionadas con el anhelo de fundir la idea del viaje con mi interés por entender este recipiente en el que existimos, o como algunos especialistas lo llaman: nuestro Soma.
María José de la Macorra
Ciudad de México, agosto de 2005
|