China Radio International
(GMT+08:00) 2005-06-08 15:58:35    
De criminal de guerra a misionero de paz, transformación de China sobre los criminales de guerra de Japón

CRI
En este programa seriado sobre la victoria de la guerra antijaponesa, vamos a recordar esa experiencia vivida por China hace 40 años, para transformar los criminales de guerra nipones durante la segunda guerra mundial.

Fushun es una ciudad conocida por su abundante producción carbonera en la provincia de Liaoning, nordeste de nuestro país. Un río atraviesa esa ciudad, dividiéndola en dos partes, sur y norte. En la costa sureña se encuentra un museo donde se expone sobre el incidente sangriento de Pingdingshan, ruina donde más de tres mil chinos inocentes fueron exterminados por las tropas agresoras del Japón. Al norte del río, está el entonces centro de administración de criminales de guerra, allí se transformaron alrededor de mil criminales de guerra nipones, pero ninguno de ellos fue condenado a muerte y todos volvieron con clemencia a su país después de transcurridos 6 u 8 años.

A ambos lados del río, los ciudadanos de los dos países tuvieron distintos destinos. En esa guerra, 60 años atrás, los militaristas nipones, aplicando en China la política de "quemar todo, matar todo y quitar todo", mataron a civiles chinos y sabotearon el carbón y otros recursos minerales, cometiendo de esta manera, crímenes monstruosos contra toda la población. Sin embargo, en la postguerra, partiendo del humanismo, el gobierno chino realizó una educación humanitaria sobre los criminales japoneses detenidos y los calificó de locos de guerra en misioneros de paz.

El señor Yamaguchi Izo es uno de los criminales de guerra que recibió tal término en este centro de administración y volvió luego a su país. A pesar de sus años de edad, claramente recuerda esa experiencia:

"Allí recibimos un tratamiento muy humanitario. Por medio de la transformación ideológica, hemos podido reconocer nuestros delitos y crímenes cometidos en la guerra. Fushun ha sido mi lugar de renacimiento."

En los principios de la década de los 50 del siglo pasado, estuvieron en China unos 1,062 criminales de guerra japoneses, como Yamaguchi Izo, y 969 de ellos fueron detenidos en el centro de administración de Fushun. Según estadísticas, se demostró que casi un millón de militares y civiles chinos perdieron la vida en la matanza japonesa y fueron inumerables los bienes saboteados por los japoneses en nuestro territorio.

A tales locos guerreros, el gobierno chino les enseñó el humanismo para reconocer sus delitos. Por medio de estudios teóricos y otros medios de transformación, los criminales de guerra reconocieron sus delitos y pidieron clemencia al gobierno chino.

En el verano de 1956, el tribunal militar especial de la corte suprema de la República Popular China, excepto 45 criminales de guerra quienes habían cometido graves delitos, condenados a prisión perpetua, dió un tratamiento de clemencia a los 1,017 criminales de guerra y los puso en libertad rápidamente.

Una vez de regreso a su país, esos entonces criminales de guerra juraron abandonar sus maldades para dedicarse a la benevolencia y hacer sus esfuerzos por la amistad entre Japón y China y la paz mundial. En el año 1957, se fundó la "Asociación de los que vuelven de China", y los miembros de esta asociación han puesto al descubierto, por medio de la publicación de libros, la celebración de exposiciones y otros, los crímenes que las tropas invasoras cometieron en China. Sus actos también ejercen influencias sobre sus siguientes generaciones. En 2002, sus hijos y algunos personajes amantes de la paz organizaron la "Asociación de heredación del milagro de Fushun" para heredar el espíritu de amistad nipón-chino.

La transformación de China sobre los criminales japoneses ha sido llamado como un "milagro en la historia de cárcel del mundo". Algunos generales de alto rango de tropas invasoras del Japón actualmente son misioneros antibélicos.

El señor Fu Po, erudito en relaciones sino-japonesas de la Academia de Ciencias Sociales de Fushun, así analiza este milagro:

"¿Por qué es un milagro? Porque nuestra transformación estaba llena de tolerancia y los transformamos con el sentimiento. Los cambios sobre ellos en China en solo cinco años, les ha dejado influencias mayores, cual si fueran 50 años de lecciones. Tales transformaciones no sólo han convertido a personas diabólicas en seres normales, sino también se les ha inculcado los sentimientos más nobles, para desde lo más profundo de sus corazones llegar a ser compañeros de una misma ruta y propias metas."

Estimados oyentes, en el programa de la semana próxima, nos referiremos a la terrible guerra denominada "microbio" que desató la tropa 731 del Japón contra China.

CRI